Cuando buscamos un protector solar, lo primero que hay que observar es que  el producto ofrezca protección contra los rayos UVB y UVA.

Los UVB son aquellos que penetran hasta las capas superficiales de la piel y producen enrojecimiento y quemaduras. Los UVA, van más allá y son los que a largo plazo ocasionan envejecimiento y cáncer de piel. 

El segundo punto a tener en cuenta es el Factor de Protección Solar (FPS). 

Este indica cuánta más radiación ultravioleta puede aguantar la piel con protección versus sin protector solar antes de quemarse.

Los protectores con FPS menores de 30 filtran menos del 80% de los rayos UV. Es por esto que seria ideal utilizar FPS +50. Usar menos de 30 no tiene sentido, no estarías realmente cubierto.

El tercer punto a considerar cuando escojas tu protector solar es la textura, ya que se pueden encontrar en gel, crema, mousse, loción, emulsión, spray e incluso como maquillaje.

En general, en el cuerpo se puede usar uno que sea un poco grasoso. Pero para la cara hay texturas fluidas que son más agradables, y que son ideales para quienes padecen acné. 

Para la utilización en niños, revisar si es hipoalergénico, es decir, que no tenga filtros químicos, y que sea resistente al agua, para evitar la replicación en ellos que puede ser bastante complicada.

Toma en cuenta la forma en que se aplica. Repítelo cada dos horas o tres horas en caso de exposición solar directa, ya que después de ese tiempo sólo el 70% del protector sigue cumpliendo su función. De ahí en adelante, la curva de protección comienza a bajar en forma significativa. Sobre todo si padeces de manchas, estas deberán estar mas protegidas para evitar su oscurecimiento en tiempos de vacaciones, aunque solo el calor y la radiación podrán generar este efecto.

Jamás utilices productos vencidos, este no cumplirá su función o es posible que genere algún efecto irritante o alérgico. Si bien hemos tomando conciencia de los efectos nocivos del sol y de que es necesario protegerse de sus agresiones, muchos olvidan que es preciso hacerlo todos los días, no solo en verano o cuando tomamos sol, incluso durante los días nublados tu piel debe ser protegida.